Los arrieros de El Barranco de las Cinco Villas.
Uno de los oficios más importantes de las gentes del Valle del Tiétar, fue sin lugar a dudas, el de los arrieros y el de los carreteros. La diferencia de los primeros respecto a los segundos, estriba en que los arrieros salían a vender con caballerías, mientras que los carreteros como la palabra indica, lo hacían con carros y carretas.
Los arrieros eran hombres que salían desde el hermoso Barranco de las Cinco Villas, siendo las poblaciones de Villarejo del Valle, San Esteban del Valle y Serranillos. De estos últimos se suele decir que, cuando los americanos fueron a la luna, se encontraron con uno de Serranillos vendiendo aceitunas, haciendo referencia al carácter viajero y por qué no internacional de aquellos hombres comerciantes.
En los rigores del invierno cruzaban toda la sierra de Gredos hasta llegar a las tierras de “Castilla” vendiendo aceitunas verdes de mesa.
El sistema era sencillo, pero antes había que ordeñar las aceitunas y echarlas en enormes tinajas donde se mataban para quitarles la acidez. Luego solo quedaba cargarlas en las caballerías en grandes banastas de castaño, y echarse a andar hasta vender toda la carga que llevaban.
El aceite también se vendía. Los últimos arrieros, de estraperlo, escondido en los grandes banastos de aceitunas, lo llevaban en pellejos “de vino” para que pasara desapercibido.
Desde junio hasta el final del verano, también salían a vender fruta. En especial uvas, cerezas, membrillos, higos pasos, castañas, pimentón, orégano, etc.
Este oficio se heredaba de abuelos a hijos y estos a los nietos. Por eso cada arriero tenía su propia “parroquia”, esto es: su propia clientela.
Dormían en las ventas con sus acémilas, comían lo que había y como podéis imaginar, sus vidas eran verdaderas historias y leyendas.
Pero mejor que yo os paso estos ratillos de conversación con uno de los últimos arrieros de San Esteban del Valle, mi buen amigo y maestro nonagenario, Segundo García Ramos. Quién mejor que él para hablar de este tema, de su vida.